Para abordar el tema desde la perspectiva de los que organizan los llamados “raves”, asistieron al estudio Disc Jokeys y miembros de grupos que tocan en dichos eventos musicales.
Los invitados argumentaron que la música electrónica no es más un nuevo género que ha logrado llevar la música mexicana a otros países. Sin embargo, reconocieron que se les ha satanizado bajo la asociación de su música con el consumo de drogas entre los jóvenes que asisten a sus fiestas.
Damián, un promotor “DJ”, sostiene que las tocadas electrónicas no convocan a consumir enervantes, que las drogas se pueden encontrar en una disco o en un bar, o en cualquier otro lado, no necesariamente en sus eventos.
Javier Solórzano deja la pregunta abierta: ¿Es fácil conseguir drogas en esa fiestas?
Al respecto, Damián dijo que el riesgo existe, aunque la convocatoria es a bailar y a divertirse. El “DJ” advierte que el clasificar sus fiestas como una exhortación a la violencia y al consumo de enervantes afecta la difusión del género musical.
Otro de los asistentes, Pacho del grupo “La Maldita vecindad”, dijo que no hay que confundir la cultura musical con las drogas, que no todos las fiestas electrónicas son para consumir drogas. Agregó que no se debe de asociar la forma de vestir, el peinado o cierto tipo de música, con la invitación al desorden y sublevación.
Luis Flores de “Nopal Beat” denunció el abuso del que fueron objeto los asistentes a una fiesta “rave” en Guadalajara, donde se realizó un operativo conjunto entre autoridades locales y federales para reprimir con exceso de violencia a los jóvenes que participaban en el evento. Señaló que los “chavos” fueron tratados como delincuentes.
Entre las conclusiones del programa se mencionó que aunque no se convoque al consumo de drogas, éstas se encuentran presentes en esos y otros eventos musicales. Incluso son consumidas antes y después de las tocadas, aunque no por ello los organizadores apelan a los estimulantes para lograr éxito en sus fiestas.
También se dijo que las autoridades no están preparadas para avalar este tipo de eventos, que aunque ha habido avances, la policía no tiene la cultura para entender que los jóvenes bailan para expresarse, y no tanto para rebelarse contra el orden.
Los padres de familia por su parte opinaron que han perdido el control de las acciones de sus hijos durante este tipo de eventos, donde a su parecer, se fomenta la violencia, el mal vocabulario, la rebeldía y el consumo de drogas.
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